domingo, 22 de julio de 2012

Las verdades de la fe - Daniel Frini


Recuperó el conocimiento. En la milésima de segundo transcurrida entre el momento en que despertó y el instante en que abrió sus ojos, notó que estaba en una situación curiosa. Primero estiró sus piernas intentando hacer pié, pero no encontró nada; luego movió sus brazos para asirse de algo, y sólo logró rotar sobre su tronco. Notó que escuchaba cómo sus extremidades agitaban el aire frío en el silencio más absoluto. 
¿Estaba muerto? Oyó, lejano, un «tum-tum, tum-tum» apagado. ¿tambores? No. Su corazón. ¿Y ese otro sonido, un silbido agudo y sordo? Ah. Su respiración. Los ojos abiertos no servían porque la oscuridad era total. Y dolía.
¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado allí? Se palpó el torax, las piernas, la ingle. Estaba desnudo ¿Porqué?
—¿Hola? ―interrogó en un susurro quedo. Su voz le pareció un grito y le dejó un zumbido en sus oídos, que tardó en apagarse.
«Debo ir hacia abajo» se dijo, sin saber porqué. Pero, ¿dónde era abajo? ¿dónde arriba? Estaba Flotando. Entonces lo supo: estaba en una cámara de privación sensorial. 
En Capri(1) solían castigarlo así. Había, claro, diferencias, En la Academia de Astronautas Doménico Modugno(2), donde había estudiado, la cámara estaba llena de agua y aquí había…aire. Allá era muy parecida a un ataúd y aquí era muy grande, aunque no había el más mínimo eco que le diese una idea de sus dimensiones.
De repente, asustado, llevó su mano al cuello. No estaba el talismán. Ahora sí se sintió realmente desnudo. Gimió, con ganas de llorar, pero no se animó ¿Porqué lo sancionaron, ahora? Es más ¿era una penitencia? No recordaba nada desde que viera, a través de la ventanilla del zarandeador, los restos de Nueva Ricky Martin(3), arrasados por la bomba H, cuando junto a Jol’inkomo(4), abandonaron Spears. 
Entonces, estalló la voz:
―En el principio…
El Astronauta de Segunda Domínguez(5) gritó sobresaltado, reprimió una arcada, lloró y se tapó los oídos en un movimiento tan brusco que lo hizo girar sobre los tres ejes. La voz trepanaba su cerebro.
―En el principio todo estaba desconectado. El que Todo lo Enchufa, antes de conectar, verificó la correcta Puesta a Tierra de los elementos y que todos los Interruptores de Comando estuviesen en la posición de apagado.
¡Eso era! ¡Ahora lo recordaba! ¡Jol’inkomo dijo que iba a iniciarlo en la doctrina somorguja(6)! ¡Estaba en gravedad cero en la mítica Doris Day(7)! Y la voz estaba recitando pasajes del Así Empezó Todo del Texto(8).
―Luego ―continuó la voz ―, accionó la Llave Principal, verificó que la luz del Indicador de Tensión estuviese encendida, controló la presión en el Manómetro rotulado como Pistón Principal y presionó el Botón Sacrosanto, indicado como «Arranque». Desde ese momento, el Universo fue.
Recordó la conversación con el Sumo Sacerdote, como si la tuviese grabada en un rampollo. Cuando iban de camino al zarandeador, después de haber escapado del Centro Ted Bundy para Reeducación e Inserción entre los Libres de Personas Socialmente Inestables, él le había dicho:
—Ya tendrás las respuestas que necesites ¿Eres de los nuestros? He visto tu talismán.
―¿Zomorgujo? Sí, soy creyente, pero no seguidor. No soy de ir a los sacrificios.
—Haces mal, haces mal. Ahora apura el paso. Debemos irnos rápido antes que reaccionen los hombres de la Oscuridad.
—¿Quiénes?
―Los hombres del gobierno.
—¿Pero usted no era aliado del Gran Dictador Amigable?
―Ya lo dice el Texto: «En la Vieja Tierra el Bien y el Mal eran uno solo; y el Mal, envidioso, quiso anular al Bien para quedarse él solo con el Negocio»
—No entiendo
―No hay nada que entender. El Texto también dice «El saber está cada vez más lejos del que lo busca. El ignorante es el idiota indicado para hacer el trabajo». 
Un rayo surcó el aire. Ahora todo se hizo brillante por un segundo y una violenta descarga eléctrica lo paralizo.
―No se distraiga ―dijo la voz con un tono severo ―. Preste atención a lo que estamos diciendo.
―Gjrd ―contestó Domínguez, en un graznido que quiso significar un «si», aún temblando, mientras volvía la oscuridad.
―El que Todo lo Verifica Dos Veces ―dijo la voz retornando a la monotonía anterior ―nos dio los Quince Memos para que viviésemos según su Deseo. Primer Memo: Al que madruga, El que Contempla las Estrellas de Cerca y sin Anteojos lo ayuda.
―¿Y eso que tiene que ver? ―aventuró Domínguez.
―¡Cállese! ―ordenó la voz, mientras un nuevo rayo golpeaba al astronauta― ¡El neófito debe escuchar sin interrumpir!
La voz siguió, sin inflexiones. Pasaron horas. O días. No tenía forma de saberlo. Cuando, cansado, no podía sostener sus párpados y caía en la inconsciencia de un semisueño, lo golpeaba un rayo. Cuando intentaba rascarse una comezón en la mejilla (su barba estaba creciendo), lo golpeaba un rayo. Cuando necesitó orinar y habló para pedir una pausa, lo golpeó un rayo y se vació su vejiga. Dos, o diez, o mil vueltas después (aún giraba sobre sus ejes y en gravedad cero) su mejilla rozó las esféricas gotas de su orina que también flotaban, Cuando su estómago gruñó de hambre, lo golpeó un rayo. Imploró por agua y lo golpeó un rayo. Por momentos (imposible saber cuánto pasaba entre uno y otro), escuchaba lo que la voz decía:
―¡Los enterraré a todos! ―dijo Emily, la abuela de San Bukowsky
―…pero todavía siguió corriendo con el chaleco de oro más allá de los vientos áridos y los atardeceres de nunca acabar…
―Entre las figuras penales referidas media un concurso material, ya que el apoderamiento de la tarjeta de crédito, cosa mueble ajena en el sentido del artículo ciento sesenta y dos del Código Penal y del artículo dos mil trenscientos once del Código Civil, guarda eficacia autonómica en el plano jurídico, más allá del destino ilícito dado, que se reflejó en su espuria utilización en las sucesivas defraudaciones llevadas a cabo por el imputado…


Eventualmente, la voz calló.


Ahora, dolía el silencio. Sin ningún ruido, las luces se encendieron y lo dejaron ciego por un momento. En algún lado alguien conectó la gravedad y el Astronauta de Segunda Domínguez cayó pesadamente sobre lo que debería ser el piso de ese recinto. Una pequeña corriente de aire le indicó que se abrió una puerta. La cruzó arrastrándose.


―¿Aún sostiene que usted es el Escogido(9), astronauta? ―dijo alguien, con sorna. Reconoció la voz de Jol’inkomo.


―S-i-i ―tartamudeó despacio, con los labios resecos. Le dolía la garganta.
―Qué puede decirme de lo que ha escuchado.
―N-o en…enten-dí n-nada.
―Deberá aprender a mentir ―dijo el Sumo Sacerdote, con una inflexión endurecida. Llévenlo otra vez a adoctrinamiento.
Domínguez gimió. Dos Servidores del Templo que se le antojaron dos veces más grandes que él, con sus armas en bandolera, lo tomaron por sus axilas, lo arrastraron y lo empujaron a través de la puerta. Alcanzó a leer algo escrito en el dintel, en galáctico antiguo.
«Sala de Catecismo», decía.
Dentro, ya habían quitado la gravedad.
Se apagaron las luces. La voz empezó su relato:
―En el principio todo estaba desconectado. El que Todo lo Enchufa, antes de conectar, verificó la correcta Puesta a Tierra de los elementos…


(1) Peppino di Capri. Vigésimo tercer planeta del sistema Richard Clayderman, en la constelación de la Olla a Presión. Coloquialmente llamado Capri.
(2) Los nombres utilizados para denominar a ciudades, edificios públicos y demás son tradicionales, y no tienen significado alguno para nosotros. El mito dice que se corresponden a los apelativos con que se conocía a algunos animales autóctonos de la Vieja Tierra. Por supuesto, no hay manera de comprobarlo. Algunos pseudocientíficos dicen estudiar su origen mediante una disciplina conocida como nombrología. En realidad, practican la adivinación.
(3) Para los que no viven en esta zona de la galaxia, Nueva Ricky Martin es la capital del planeta Britney Spears —normalmente llamado Spears—, virtual asiento del poder administrativo de la Benévola Dictadura de Este Lado de la Galaxia; uno de los veintiún planetas menores que junto a treinta y seis mayores y las dos estrellas (una gigante naranja, Lena Katina, y una enana blanca, Yulia Vólkova) forman Saloth Sar, el segundo sistema solar en importancia en la constelación del Bidet.
(4) Jol’inkomo: Supremo Sacerdote y Siervo de los Siervos de la Leyenda de la Vieja Tierra.
(5) Por supuesto, el oficio de astronauta no es el mismo de hace unos cuantos milenios atrás. Hoy todos los niños sueñancon llegar a ser Administradores de Recursos o Turistas Diplomados; pero, de seguro, la mayoría termina como Domínguez, asignado al Departamento de Provisión de Refrigerios o a cualquier otra oscura repartición de alguna  de las incontables oficinas que mantenían funcionando al Benemérito Sistema. En el principio la cosa había sido muy distinta. Según era tradición entre los zomorgujos, los primeros astronautas, los pioneros, sólo se habían aventurado a visitar los vecindarios de la Vieja Tierra; y, sin embargo, habían sido héroes. Cuando la humanidad se aventuró más allá del Sistema Madre, la profesión se tornó más mundana y terminó siendo lo que era en la actualidad: un repositorio de fracasados.
(6) Religión Somorguja: (por extensión, a los practicantes se los conoce como zomorgujos o somorgujos, también llamados zomores). Sistema de dogmas y prácticas asociadas al mito de la «Vieja Tierra», la creencia en la existencia real de un planeta madre de la humanidad. Usan como talismán una botellita o frasquito de vidrio sostenido por un collar, que en su interior y según profesan, contiene tierra de la Tierra. Se identifican entre ellos con una señal en la que (colocando los dedos índice y medio de la mano derecha extendidos mientras el pulgar sostiene o aprisiona los dedos anular y menor) con los dos dedos mayores se tocan la mejilla izquierda. Una vieja tradición según la cual recuerdan el lunar con forma de hongo que tenía en esa mejilla un respetado patriarca de la antigüedad y maestro del zomorgujismo conocido como Yetento Tizaleni. Varias de sus enseñanzas chocan abiertamente con el sistema de leyes impuesto por el Supremo Benefactor, Dictador Amigable y Presidente Eterno, el Teniente General Brigadier Mayor Lakutshm Ilanga ―con quien se inició la Benévola Dictadura de Este Lado de la Galaxia—, hace trece mil quinientos años.
(7) Doris Day es el nombre de la legendaria nave-casino-monasterio zomorguja. Para los seguidores es una especie de paraíso del conocimiento. Para los opositores a la doctrina zomora es sinónimo de un lugar lúgubre donde se sufren los peores tormentos. Es común oír a los padres retar a sus hijos diciéndoles «Si no tomás la sopa te interno un año en la Doris Day». Algunos lo han hecho.
(8) El Texto, también conocido como Libro del Texto es una colección de lecturas que sirve de base a la liturgia zomorguja. Está compuesto por varios libros independientes: «La senda del perdedor, según San Bukowsky», «La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira y su abuela desalmada, según San Márquez», «Manual de Taller del Sistema Eléctrico de la Excavadora Caterpillar 345B», «El Código Vinci, según San Brown», «La Tautología Darwinista según San Vallejo», «Harry Potter y las reliquias de la muerte, según San Rowling», «Anuario Hustler 1997 / 1998», «Ciudad de San Luis contra Minetto, Sixto Claudio sobre estafas reiteradas», «Los records Guinnes 2002», «Predicciones del Horóscopo Chino para el año 2004», «Malignant B-Cell Lymphoma  in  patient with  primary  Sjgren  síndrome, según San Varga y San Kiss». El primer libro, comúnmente llamado «Así Empezó Todo» lleva por título original «Manual de Instalación de la Prensa Neumática ‘El Galeón’ JR200 con PLC»
(9) El Escogido es, en la liturgia zomorguja, aquel que según las profecías del Texto será el encargado de encontrar el planeta de origen. Las diversas corrientes dentro de la doctrina zomora difieren en la misión y la identidad del Escogido. Algunos dicen que no se habla de una persona, si no de la misma religión; otros hablan de «los escogidos» como los conversos al zomorgujismo. Algunos dicen que ya nació y encontró la Vieja Tierra hace muchos años, pero la clase sacerdotal oculta este hecho para conservar sus privilegios; otros creen que es la esperanza del futuro. Los más, lo consideran una farsa.


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